En España es bien conocido el gusto por la construcción y edificación que se ha desarrollado dentro de nuestras fronteras desde mediados del siglo XX. Nuestra economía ha sido dependiente en buena medida del sector del ladrillo, lo cual fue una dificultad añadida para salir de una crisis económica de la que en realidad no hemos terminado de salir por completo. Sus efectos se siguen notando y eso, en los bolsillos de muchas familias y también en las carteras de muchas empresas, se nota. Y mucho.
En España hemos sido un poco obcecados y no hemos visto las posibilidades que ofrecía un sector como del que vemos hablando. Dichas posibilidades no pasaban por hacer más casas, más pisos y, en definitiva, más inmuebles. La solución era muy distinta y consistía, como el tiempo se ha encargado de demostrar, en la rehabilitación de edificios o en el diseño interior de los mismos, dos actividades para las cuales los españoles sí que necesitamos asesoramiento y mano de obra.
Tan obcecados demostramos ser que ni tan siquiera con las ayudas que el Ministerio de Fomento ha ofrecido a lo largo de estos años a la rehabilitación de edificios hemos decidido apostar por esto. La oportunidad que muchos han dejado escapar es un motivo de arrepentimiento todavía y es precisamente por eso por lo que es ahora cuando debemos cambiar la mentalidad y empezar a ver en la rehabilitación y en un renovado diseño interior la manera de darle otro aire a un determinado espacio.
Las posibilidades que tenemos de llevar eso a cabo son infinitas, pero es evidente que no todas las empresas dedicadas a ello ofrecen un acabado ni un diseño exactamente igual. Teniendo en cuenta que en el diseño de interiores los detalles juegan un papel determinante, cabe destacar a una entidad como Delbin, una de las que mejor trabajan este aspecto y otros muchos relacionados con esta clase de trabajo.
Delbin es una entidad adecuada tanto para empresas como para autónomos. A unos u otros es capaz de ofrecerles la mejor alternativa según el caso. Los profesionales de la entidad, de hecho, ofrecen soluciones tanto en lo que respecta al asesoramiento en el diseño de interiores como en lo que tiene que ver con la dirección de obra, su instalación y su ejecución. Un servicio, qué duda cabe, de lo más completo.
Hablábamos antes de la importancia de los detalles en el diseño de espacios interiores. Teniendo eso en cuenta, huelga decir que disponer de materiales decorativos, aislantes en techos o suelos, recubrimientos o tabiques móviles es la mejor manera de garantizar un trabajo de calidad y que haga del espacio un lugar agradable, coqueto y moderno. Justo lo que tantas oficinas en España necesitan y justo lo que tantas personas desean tener para sus casas.
Un cambio necesario para nuestros espacios
Suele decirse, y no sin falta de acierto, que todo llega a España con varios años de retraso con respecto a otros países como Estados Unidos, Alemania o Japón. En lo que respecta a la organización de los espacios interiores y al uso de nuevos estilos y tendencias, el retraso de nuestro país es una realidad. Y lo cierto es que eso es una lástima, porque en el país hay grandes personas que podrían servirnos de ayuda a la hora de confeccionar una oficina no sólo de lo más moderna, sino también de lo más cómoda. Un aspecto, el de la comodidad, que es imprescindible para conseguir que los trabajadores alcancen los máximos niveles de eficiencia.
Para ello, contar con el trabajo y el compromiso que garantiza Delbin es un paso hacia delante de gran envergadura. La originalidad que caracteriza a la entidad ha hecho posible que, en España, muchas entidades hayan conseguido darle un aire diferente a su oficina, mucho más fresco, joven y eficaz. Y eso, amigos y amigas, es imagen de marca.
A todas las empresas les llegará la hora de ejecutar el cambio. Es una cuestión de tiempo. Las tendencias en cuanto a diseño de interiores se terminan imponiendo en todos los sitios y es por eso por lo que los profesionales de Delbin seguirán siendo igual de útiles de lo que lo son ahora. Teniendo esto en cuenta, ¿por qué centrar esfuerzos en construir nuevos y modernos edificios que, además, resultan demasiado caros? ¿No es más fácil darle un buen lavado de cara a los espacios que ya conocemos? La respuesta es afirmativa y el método más apropiado para conseguirla ya la conocemos.