Yo soy de esas personas que cuando les dices que no pueden hacer algo se empeñan aún más en conseguirlo así que casi que me hacen un favor cuando me intentan convencer de que algo es demasiado complicado. Además, esto es algo que me pasa mucho en cuestiones de bricolaje en casa y reformas o arreglos porque sigue habiendo mucho machismo y soy mujer, así que imaginad la de veces que he oído eso de “llama a un profesional, tú sola no puedes”.
La última vez que escuche esto fue hace dos semanas pasada por un tema de la piscina del campo de mis padres. Lo único que compré fue una bomba de achique en mundibombas.com, el resto lo tenía todo porque tengo una buena caja de herramientas así que encima me salió muy baratito el arreglo.
El Problema
Como cada año por estas fechas, mi padre empieza a trabajar en la piscina y este año se encontró con un problema importante. Por un lado el desagüe de la misma no tragaba, por lo que bajo la lona que pone en invierno se había ido estancando el agua hasta formar una piscina de agua verde llena de gérmenes donde no pienso poner un pi, y por otro lado el robot de limpieza había muerto. El año pasado se quedó funcionando pero este año, sin que nadie lo haya tocado, ha decidido dejar de funcionar.
Cuando me contó los problemas dije que se lo miraría, porque soy muy manitas, pero mi hermano enseguida me dijo que para eso había que llamar a un especialista, a un profesional. Lo miré por encima del hombro, así un como de reojo, y le dije a mi madre que no llamara a nadie, que me diera un par de semanas y empecé a investigar.
Manos a la obra
Lo primero que hice fue comprar la bomba de achique porque si no vaciaba la piscina no iba poder mirar nada ni encontrar el motivo por el cual el agua no pasaba por el desagüe así que me informé un poco por internet y acabé en Mundo Bombas, una web que vende bombas de agua domésticas y profesionales por Internet. No me salió muy cara, hablamos de unos 100 euros así que no era demasiado teniendo en cuenta lo que quería arreglar.
Vacié la piscina (no sin antes cavar una zanja por la que dirigí el agua putrefacta hasta un sistema de alcantarillado que hay en la carretera (menos mal que está al lado de la puerta de la finca porque si no, me muero). En esto tarde casi 5 días, entre hacer la zanja (gracias a dios mi novio me echó una mano) y achicar el agua. Luego tapamos la zanja y me metí dentro de la piscina un la nariz bien tapada porque aquello olía a rallos.
¿Sabéis qué ocurría? Pues que por alguna extraña razón que desconozco (porque normalmente las hojas flotan) el año anterior un manojo de hojas había creado un embozo. Como el típico que podemos encontrar en los fregaderos de casa pero a lo bestia, y se había tirado todo el invierno el agua estancada. La bomba que mueve la piscina se había quemado al haber estado funcionando en seco y eso, unido al hecho de que el robot tampoco había limpiado el suelo de la piscina, es lo que había creado el problema.
Lo más raro de todo esto es que no nos diéramos cuenta antes porque aunque poco, en invierno subimos de vez en cuando a ver cómo está todo al campo. Por no hablar de la de mosquitos que podrían haber criado ahí, aunque como el año pasado usé algunos trucos para evitar las larvas de mosquitos en la piscina lo mismo eso ha ayudado un poco.
El caso es que desembocé el desagüe, cambie el motor de la bomba que mueve el agua y compré un robot de limpieza de suelo nuevo. Gastos totales: alrededor de los 200 euros. Duración del trabajo: dos semanas. Mi Orgullo: por las nuevas. El de mi hermano: Por los suelos. Para todo lo demás Masterdard.