En el sector de la construcción los empleados tienen, en muchísimas ocasiones, que comer algo rápido para poder seguir trabajando y aunque el táper es siempre la mejor opción a menudo se recurre al fast food, que no tiene que ser sinónimo de comida basura. Un buen local que ofrezca una imagen adaptada al producto y lo más limpio posible puede invitar a entrar a todo tipo de clientela. Desde luego, para obtener esa pulcritud lo mejor es recurrir a un profesional de la limpieza como lo son los productos Nurmay, que ofrecen detergentes industriales para todo tipo de establecimientos, incluyendo hospitales, y tienen más de 25 años de experiencia.
Y es que imaginémonos la situación del obrero que tras media jornada de trabajo se toma su descanso diario con el fin de seguir trabajando poco después. Obviamente no se va a ir a un restaurante de cinco estrellas y, como ya he dicho, aunque la comida casera siempre es la mejor hay días en los que no es factible llevarse los alimentos de casa por falta de tiempo o por mil cuestiones diferentes en las que ahora no vamos a entrar, así que ¿qué hace el obrero? Pues probablemente busque los establecimientos de comida más cercanos a precios muy asequibles para calmar ese gusanillo que entra en el estómago y reponer fuerzas para poder seguir con su ardua tarea y lo que ocurre es que casi siempre acaban en kebaps, hamburgueserías, tiendas de bocadillos o cosas parecidas.
Yo no estoy diciendo que comerse una hamburguesa o un buen bocadillo de jamón o tortilla de patata no sea algo sano y bueno que puede hacer de vez en cuando pero comer siempre lo mismo, además de cansar, se vuelve insano.
Los restaurantes de comida casera son una gran opción porque suelen tener menús que rondan los 9 euros y como suelen tener la comida medio preparada no tardan demasiado en servir. Otra opción son los locales de comida para llevar donde por 5 euros puedes llevarte dos planos y un postre, ahora bien, si no tienes un microondas para calentar la comida te darás cuenta de que la paella helada o los macarrones fresquitos no son una gran opción. Aunque ya se sabe que si se tiene hambre uno se come lo que le echen, pero ese es otro tema.
El caso es que el obrero tiene que tener el tema de las comidas muy presente y muchas veces, en la mayoría de los casos, no es así porque lo que su dieta suele dejar mucho que desear y aunque el estereotipo de obrero español es el de un hombre fuertote con barriga cervecera que no se preocupa demasiado por su aspecto físico la realidad puede ser muy diferente y además ya no se trata sólo de la imagen si no de la salud de nuestro propio cuerpo así que desde aquí hago un llamamiento a todos esos profesionales de la construcción que tienen que comer rápido y mal a que empiecen a pensar en sí mismos un poquito y coman rápido, pero bien.