Tengo una imagen referente a la chimenea del salón que no se me va de la cabeza, y mira que ya han pasado casi dos años desde que ocurrió aquello.
Estábamos en casa, después de comer, y mi hijo, que entonces tenía dos años y medio, jugaba tranquilo en el salón mientras yo recogía la cocina y mi marido hablaba conmigo sobre su día a día en el trabajo. Desde donde estábamos podíamos verlo, os lo aseguro, pero nos despistamos un momento, unos cinco minutos. Quizás menos.
Cuando volví al salón, se me vino el mundo encima: lo vi de espaldas, agachado frente a la chimenea prendida, ¡y queriendo meter las manos entre los leños! No me dio tiempo a pensar, solo grité para llamar a mi marido, corrí hacia él y lo saqué a tiempo de que se metiese dentro. Gracias a Dios no llegó a meterse del todo dentro, pero si no llego a entrar justo en ese instante, no sé qué habría pasado…
Ese día comprendimos que tener aquello abierto era peligroso, y decidimos buscar una solución más segura que simplemente mantenerlo alejado con el “no toques ahí” o con una valla. Me puse a investigar, y di con algo que cambió por completo la forma en que usamos la chimenea en casa: los cristales para chimeneas.
Qué son los cristales para chimeneas
Cuando empecé a investigar, pensaba que esto de los cristales era algo moderno o decorativo, pero no. Leí en Cristal para chimeneas, empresa que ofrece soluciones económicas, de alta calidad y a medida para el cristal de chimeneas o estufas, que son un elemento muy utilizado en chimeneas cerradas, estufas y hogares a leña, sobre todo en instalaciones más recientes o en casas donde conviven niños pequeños o mascotas, como en la nuestra.
No son cristales comunes, están fabricados con un tipo de vidrio cerámico que soporta temperaturas altísimas, por encima de los 750ºC sin deformarse ni romperse. Son transparentes, así que uno puede seguir viendo el fuego pero no hay contacto con llamas, humo o chispas.
Qué tipos de chimeneas aceptan cristal
No todas las chimeneas lo permiten, pero muchas sí. En general, se pueden adaptar:
- Las chimeneas abiertas de obra, siempre que tengan un marco estructural en el que fijar la puerta con cristal.
- Las chimeneas insertables, que ya suelen venir con puertas de cristal.
- Las estufas de leña modernas, que habitualmente ya lo incluyen.
- Algunos hogares antiguos pueden necesitar obra para instalarlo, aunque en muchos casos hay soluciones prefabricadas o estructuras metálicas que se acoplan sin hacer grandes reformas.
En nuestro caso, la chimenea era de obra, de las típicas de salón con repisa. No venía cerrada, ni tenía instalación para cristal. Aun así, un técnico vino, midió y fabricaron una estructura de hierro que se fijó a los laterales interiores, con una puerta de cristal que se abre con un picaporte seguro. El fuego sigue siendo visible y acogedor, pero ya no hay riesgo de quemaduras, ni de que salte una brasa.
Cómo se mide y se encarga
Este punto es importante, porque no sirve cualquier cristal ni cualquier medida.
-La superficie tiene que ser exacta para que cierre bien y el calor no se escape.
-También es fundamental que el cristal esté bien ventilado y la chimenea respire correctamente.
Cuando decidimos instalarlo, vino un técnico especializado que tomó medidas: alto, ancho, profundidad del hueco, tipo de tiro, ubicación del respiradero. Dependiendo del modelo de chimenea, puede ser una única hoja de cristal o dos puertas. En nuestro caso, es una sola hoja que se abre lateralmente. El marco metálico fue hecho a medida, y el cristal se montó en fábrica con juntas resistentes al calor.
El proceso de medición no tardó más de media hora. Lo más importante es no intentar improvisar. Los cristales tienen que ser de proveedores serios y estar certificados, porque hablamos de calor extremo y seguridad.
Cómo se instala
Una vez que el cristal estuvo listo (lo que tardó unas tres semanas), el técnico volvió a casa para instalarlo. Primero limpió la chimenea a fondo, retiró cenizas, revisó el tiro y la salida de humos. Luego colocó el marco metálico, que se fijó a los laterales del hueco con tornillos especiales resistentes al calor.
Después montó la puerta con el cristal, alineó las bisagras y colocó una junta térmica en todo el perímetro para asegurar el sellado. También ajustó la maneta de apertura y me enseñó a usarla correctamente. La instalación total duró menos de dos horas, sin polvo ni obras.
Desde entonces, la chimenea se abre solo cuando vamos a encenderla o limpiarla. Durante el resto del tiempo, el cristal permanece cerrado. El fuego se ve igual de bonito, pero con la tranquilidad de saber que mi hijo no puede tocarlo.
Beneficios de poner cristal en la chimenea
Hay muchos más beneficios de los que imaginaba cuando tomé la decisión:
- Seguridad infantil: Este, sin duda, fue el motivo principal. El cristal actúa como una barrera, así que no hay forma de que mi hijo toque el fuego o se acerque. Incluso si pone las manos sobre el cristal, aunque se calienta, no quema al instante como una llama directa. De todos modos, hay que vigilar siempre, pero la diferencia es abismal.
- Mejora del rendimiento térmico: Al cerrar la chimenea con cristal, el aire caliente no se escapa tan rápido por el tiro. El calor se mantiene más tiempo dentro del salón, y eso se nota. Antes, con la chimenea abierta, buena parte del calor se iba por el conducto. Ahora, la sensación térmica es más agradable y estable.
- Menos humo y olores: Con la puerta de cristal cerrada, el humo no se escapa al salón, ni el típico olor a leña quemada se impregna en los sofás o las cortinas. También se evita que entren corrientes de aire frío cuando el fuego se apaga.
- Menos limpieza: Otro punto a favor: ya no tengo que barrer cada día el hollín o las cenizas que antes salían al mover los troncos. Tampoco hay restos de chispas o madera quemada fuera del hogar. El cristal se ensucia un poco con el uso, pero se limpia fácilmente con productos específicos.
- Estética cuidada: A mí, personalmente, me sigue pareciendo acogedor y bonito. El fuego se ve claro, sin distorsiones, y la puerta apenas se nota cuando está cerrada. Es más, algunos invitados me han dicho que queda más moderno y elegante.
Desventajas o cosas a tener en cuenta
No todo son ventajas. También hay aspectos que hay que considerar antes de instalar un cristal en la chimenea.
- Pérdida del efecto “abierto”: Ya no puedes acercarte con una taza de té o asar un trozo de pan en un palo, como se hacía antes. Pero para mí, con un niño en casa, esa nostalgia no compensa el riesgo.
- Mantenimiento del cristal: Aunque se limpia fácil, hay que hacerlo con cierta regularidad, sobre todo si usas maderas resinosas como el pino, que generan más humo y manchas. Yo lo limpio el cristal una vez por semana con un paño húmedo y un producto específico.
- Precio: El coste no es bajo. Entre medición, fabricación, cristal y montaje, nos gastamos unos 800 euros. Puede variar según el tipo de chimenea y el proveedor. Pero honestamente, después del susto que me llevé, me habría gastado el doble sin pensarlo.
- Necesidad de ventilación: Hay que asegurarse de que la chimenea siga teniendo un buen tiro y respiraderos. Si no, el fuego se apaga o genera hollín. En nuestro caso, el técnico ajustó las entradas de aire y no hemos tenido problemas.
- Pensar en el futuro con tranquilidad: Desde que instalamos el cristal, mi hijo puede jugar tranquilamente en el salón sin que yo tenga que estar con el corazón en un puño. Y eso, para mí, vale oro. Ahora tiene cuatro años y está en esa edad de la curiosidad constante. Lo toca todo, pregunta todo, explora todo. Pero al menos sé que la chimenea ya no representa un peligro.
No me gusta pensar en lo que podría haber pasado aquel día si no lo hubiera visto a tiempo. Solo sé que esa imagen me ayudó a tomar una decisión que quizás debería haber tomado antes.
Hay cosas que cambian cuando tienes hijos. La forma de organizar la casa, de elegir los muebles, de pensar en cada rincón. Y la chimenea, que antes era solo un punto decorativo y cálido, ahora es también una preocupación resuelta.
Cerrar el fuego no es apagarlo
Cerrar la chimenea con cristal no me ha quitado la magia del fuego, al contrario. Ahora puedo estar tranquila mientras mi hijo juega cerca, sin miedo ni sustos. Sigo disfrutando del calor, de las llamas y de ese ambiente tan especial que da tener fuego en casa. Pero con la tranquilidad de que está todo bajo control.
A veces creemos que hacer la casa más segura tiene que ser muy bonita, y no es así. Para mí, poner ese cristal fue una forma sencilla de cuidar a los míos sin perder lo que me gusta.
Y eso, para una madre, lo es todo.