La pizarra es esencial en la rehabilitación de la arquitectura negra

En nuestro país se distingue con el nombre de arquitectura negra a un tipo de arquitectura popular caracterizado por la utilización intensiva de un material esencial, la pizarra, en la práctica totalidad de la construcción de la edificación. Este tipo de arquitectura es aplicable a todo tipo de construcciones en las que la mano del hombre haya intervenido, como pueden ser viviendas, cierres y delimitaciones para uso agrícola o ganadero, construcciones auxiliares para guardar o recoger el ganado, así como los útiles o material agrícola, puentes, fuentes, iglesias, caminos, etc.  Esta arquitectura tan peculiar y tradicional se ha desarrollado a lo largo de los siglos como resultado de una solución local y puramente artesanal ligada a los materiales y medios disponibles, así como a la economía y al clima reinante, lo que supuso que los hombres y animales de estas zonas frías pudieran sobrevivir.

Este ancestral tipo de arquitectura se sitúa en el noroeste de la provincia de Guadalajara, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, entre el vallejo del arroyo de la matilla y el río Sorbe, en la comarca de Ocejón, una zona con una elevada altitud, como lo manifiesta su Pico Ocejón, una verdadera atalaya situada a 2.048 metros y que preside y domina toda la comarca formada por los pueblos de Cogolludo, Retiendas, Tamajón, Campillo de Ranas, Robleluengo, Majaelrayo, Almiruete, Palancares, Roblelacasa, Campillejo, El Espinar  y Valverde de los Arroyos. Estos municipios, con el fin de conservar y proteger este tipo de arquitectura, que se encuentra propuesta para ser considerada y declarada como Patrimonio de la Humanidad por su gran valor etnográfico, arquitectónico y paisajístico, han aprobado unas ordenanzas municipales que delimitan las características que han de seguir las rehabilitaciones y nuevas construcciones, así como los materiales utilizados en las mismas, con el fin de preservar el desarrollo urbanístico y las condiciones estéticas de la comarca.

Entre los aspectos relevantes de la nueva normativa aprobada cabe destacar los siguientes:

  • Las cubiertas. Se establece una altura máxima a cumbrera de cuatro metros, con pendientes entre el 30 y el 50 % como máximo, con faldones a una o dos aguas, incluso tres como máximo si fuese necesario para remate del hastial, con vuelos del alero al modo tradicional. Se prohíben los elementos de cubierta como buhardillones o terrazas, resolviéndose la cubierta sobre estructuras de vigas de madera, mientras que en los edificios de dos plantas los forjados serán de viguetas de madera, con entrevigado de relleno y terminación de lajas de pizarra.
  • Se prohíbe el uso de fibrocemento u otro tipo de materiales análogos, siendo obligatorio la utilización de la pizarra, según su uso de manera tradicional. En este sentido, si vosotros no sabéis donde podéis comprar pizarra que se adapte a las exigencias de la normativa, nosotros os recomendamos que acudáis a Pizarras y derivados y es que esta es una compañía especializada en la extracción, elaboración, comercialización y distribución de pizarra para todo tipo de tejados, suelos o exteriores, cuyo producto está homologado y responde positivamente a las normas de calidad en vigor.
  • Se establece que han de ser planas, sin resaltos ni molduras, prohibiéndose el vuelo de cuerpos cerrados y de la planta superior sobre la inferior, así como la repetición de más de dos fachadas adosadas consecutivas.
  • En las ventanas tradicionales los huecos suelen ser pequeños y distribuidos de forma irregular, según la distribución interior y los condicionantes de la orientación de la vivienda, para protegerla en la medida de lo posible del frío y el viento. Por lo que se prohíbe el predominio de la dimensión vertical, admitiéndose huecos con forma cuadrada para la apertura de ventanas de hasta 1 m2 como máximo.

La gastronomía de la zona, otro de los atractivos

Además de esta peculiar arquitectura también merece la pena mencionar la exquisita gastronomía de la zona basada en la excelente calidad de sus productos que son elaborados siguiendo las costumbres y tradiciones más ancestrales. Así podemos degustar platos tan exquisitos como:

  • Los asados de cordero y cabrito, aromatizados con hierbas abundantes en sus campos. Cabe destacar el cabrito jadraqueño y el cordero de La Alcarria, reconocido con el distintivo de “marca de calidad diferenciada”.
  • Los platos de caza, en los que destacan la perdiz, codorniz, conejo, jabalí….
  • Las gachas. Comida típica de pastores y gente de campo, en los días fríos de invierno, a base de panceta, chorizo…
  • En cuanto a la repostería, cabe reseñar las exquisitas patas de vaca, los bizcochos borrachos, los sequillos, rocos, las yemas, los alajús, sin poder olvidarnos de la excelente y famosa miel de la Alcarria.
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