Acabo de terminar el ciclo medio de estética en mi ciudad y ya estoy deseando empezar a hacer cositas de este estilo. No voy a mentir, tengo no todavía mucha experiencia, ¡pero sí que tengo muchas ganas de aprender! Estoy todo el día buscando cosas, probando, preguntando, leyendo ingredientes, comparando servicios, precios y productos… No sé si me voy a dedicar a esto toda la vida, ¡pero ahora mismo me encanta!
Hoy me apetecía hablar un poco sobre los productos cosméticos que son “sanos” (o sea, que no llevan porquerías) y que encima funcionan. Porque vale, está muy bien que un producto no te irrite ni te saque granos, pero si no hace nada de lo que se supone que debe hacer por el pastizal que nos hemos gastado, pues menuda gracia. Y, al revés, hay productos que te dejan la piel guay durante una semana, pero luego te salen rojeces o se te cae la pestaña. Literal, me ha pasado.
Y como este post va para una sección de “materiales”, quería aprovechar para decir algo que me sorprendió mucho cuando lo aprendí en clase: los cosméticos no dejan de ser materiales. Igual que los barnices, los protectores para metales, las siliconas, los tratamientos antihumedad… Todo eso tiene formulaciones pensadas para aguantar, proteger y actuar en una superficie. Pues con la piel, el pelo o las pestañas pasa lo mismo.
Voy a contaros lo que he aprendido sobre productos cosméticos que son sanos, de verdad, y también eficaces. No es publicidad, es lo que yo estoy usando o me han recomendado profes, compañeras o clientas.
¿Qué significa que un producto sea “sano”?
Yo antes pensaba que un producto sano era el que ponía “natural” en la etiqueta, pero resulta que no, que eso no significa nada. Hay muchas marcas que ponen eso porque suena bien, pero si te pones a mirar los ingredientes, encuentras que hay alcoholes, perfumes, siliconas, sulfatos… Cosas que no son malas de por sí, pero que según cómo estén formuladas, pueden resecarte, engrasarte o taparte los poros.
Un cosmético sano de verdad es el que respeta el equilibrio de la piel o del pelo. Que no cambia su pH natural, que no altera su barrera protectora, que no provoca reacciones raras, y que no lleva ingredientes que estén prohibidos o que acumulen residuos en el cuerpo. Suena muy técnico, pero básicamente es: que no te haga daño a corto ni a largo plazo.
Yo me he vuelto súper pesada con los INCI (los listados de ingredientes). Me fijo mucho en si llevan parabenos, microplásticos, fragancias artificiales… Y sobre todo, si tienen ingredientes que sirvan para algo. No soporto los productos que tienen agua, perfume y colorantes, y ya.
¿Y cómo sé si funciona?
Pues probándolo. Pero también puedes guiarte por varias cosas:
- Textura: un buen cosmético tiene una textura que se nota trabajada, no es solo agua con gel.
- Resultados a medio plazo: si algo cambia de verdad, se nota en dos o tres semanas, no en dos días.
- Constancia: si necesitas aplicarlo cinco veces al día para que funcione, mal vamos.
- Testimonios reales: no los que salen en los anuncios, sino los que ves en foros, en TikTok, en gente como tú.
También hay algo importante: lo que a mí me va bien, igual a ti no te sirve tanto, porque no tienes el mismo tipo de piel que yo, y eso la gente no lo suele entender demasiado bien. Hay pieles secas, grasas, mixtas, sensibles, resistentes… Hay pestañas finas, cortas, quebradizas, espesas, largas. Por eso hay que entender bien tu caso antes de lanzarte a comprar lo que sea, analizarte y ver qué necesitas exactamente.
Algunos productos que me han flipado
Voy a hacer una lista de los que más me han gustado, por si os sirve. No me paga ninguna marca, lo juro, pero hay uno que sí quiero destacar porque me parece una pasada (luego os lo cuento con más detalle).
Sérum de ácido hialurónico sin perfumes
Yo tengo la piel un poco sensible y me va mejor cuando no hay perfumes ni colorantes. El ácido hialurónico de bajo peso molecular penetra más y se nota. Me lo pongo antes de la hidratante, por la mañana y por la noche.
Crema solar mineral con filtros físicos
Esto es básico. Hay cremas con las que te salen granitos o te dejan la cara blanca. Los minerales (tipo óxido de zinc o dióxido de titanio) son más respetuosos con pieles sensibles. Hay una marca española que tiene uno con textura ligera y sin olor. Lo uso incluso en días nublados.
Bálsamo labial con lanolina y sin fragancias
Me pasaba que se me pelaban los labios incluso con cacao. Empecé a usar uno con lanolina pura y se acabó el drama. A veces, lo más sencillo es lo que mejor va.
Gel limpiador con pH 5.5
Este fue un descubrimiento en clase. Si usas un jabón con pH 8 o más, estás fastidiando tu barrera ácida natural. Uno que respete el pH de la piel (entre 4.7 y 5.5) es mucho mejor, sobre todo si tienes rojeces o acné.
Y ahora sí: el que me ha dejado loca — LEVELASH
Esto es un tratamiento para pestañas que descubrí hace poco investigando en empresas pioneras de cosmética, como Level Lash. Es como un sérum que te aplicas cada día (yo lo hago por la noche) y poco a poco te fortalece las pestañas. Pero no es solo que se vean mejor, es que se además se sienten mejor.
¿Lo mejor de todo? Que tiene un pH equilibrado y no me irrita nada. No escuece, no me ha dado alergia ni se me han caído más pestañas (como me pasó con otro que probé). Se nota que está pensado para respetar el pelo desde la raíz y que no lleve tonterías. Yo llevo un mes usándolo y las tengo más largas y con más cuerpo. Sin extensiones, sin máscaras.
No hace milagros, pero funciona.
¿Y esto qué tiene que ver con materiales?
Vale, esta parte me parecía rara al principio, pero tiene todo el sentido. Cuando estudias cómo se hace un cosmético, te das cuenta de que está muy relacionado con cómo se hacen otros materiales protectores.
Por ejemplo:
- El pH es clave, igual que cuando se trabaja con pinturas o con productos para proteger superficies. Si es demasiado ácido o demasiado alcalino, estropea.
- La capacidad de formar una película protectora sin asfixiar la superficie es igual que en los selladores o barnices.
- El equilibrio entre ingredientes activos y excipientes es como en los materiales de construcción: necesitas que algo funcione, pero también que aguante, que se conserve, que no se deteriore.
Incluso hay ingredientes que se usan tanto en cosmética como en materiales industriales, solo que hay que adaptarlos un poquito. Por ejemplo, algunos conservantes o agentes antioxidantes están en ambos campos.
Y otra cosa: muchos cosméticos saludables vienen ahora en envases reciclables, sin plásticos de un solo uso, con formulaciones más limpias, como los nuevos materiales de bioconstrucción.
Todo va un poco en la misma dirección.
¿Qué estoy buscando ahora?
Ahora mismo estoy investigando tratamientos para el cuero cabelludo. No champús, sino exfoliantes suaves y tónicos que limpien sin irritar. Me interesa mucho porque creo que el pelo también necesita cuidados parecidos a los de la piel. Como si fuera otro material que hay que proteger, hidratar, limpiar y dejar respirar.
También quiero aprender a formular mis propios productos. Me han dicho que hay cursos de cosmética natural donde puedes crear tus cremas, aceites, tónicos… y entender bien qué hace cada ingrediente. Lo veo como una forma de trabajar con materiales vivos, igual que un carpintero conoce la madera o un pintor conoce sus pigmentos.
¿Qué me gustaría que hicieran las marcas?
A veces siento que muchas marcas nos toman por tontos. Que ponen palabras bonitas en el bote y ya. Me gustaría que fueran más claras con lo que llevan, que pusieran los ingredientes bien explicados, que no usaran frases tipo “efecto bótox” cuando no tiene nada que ver.
Por eso me ha gustado tanto LEVELASH. Porque no te promete que te van a salir pestañas nuevas de la nada. Te dice lo que hace, cómo lo hace, y lo cumple. Y encima, sin fastidiarte el ojo ni provocar irritaciones.
¿Te animas a investigar también por tu cuenta?
La cosmética es ciencia, química y salud. Y también es muy parecido a trabajar con materiales reales. Solo que, en vez de cemento o madera, estás tratando con piel, pestañas, pelo… materiales que están vivos, que cambian, que reaccionan.
Y si algo he aprendido, es que lo más importante es que lo que uses no haga daño. Ni a ti, ni al planeta. Que te proteja, que mejore lo que ya tienes, sin cubrirlo ni disfrazarlo. Como los buenos materiales de construcción, como las pinturas que dejan respirar las paredes, como los aislantes que cuidan lo que hay debajo.
Yo voy a seguir probando cosas, preguntando, leyendo y compartiendo lo que descubra. Porque esto solo acaba de empezar