¿Por qué es tan importante el recibidor?

Recibidor moderno

El recibidor es una parte de la casa a la que, a veces, no le damos la importancia que se merece. En este artículo vamos a intentar ponerlo en valor y darte ideas para convertirlo en un sitio útil y acogedor.

En las viviendas modernas ha cogido fuerza el estilo industrial. El diseño tipo loft. Ese en el que creamos espacios diáfanos en el que se van mezclando ambientes. Ese en el que abres la puerta de la calle y te topas de golpe con la cocina-comedor-salón. Quizás recurramos a esta opción porque los pisos actuales son cada vez más pequeños y no queremos sentirnos aprisionados.

Pero, lo cierto es que este tipo de distribución resulta incómoda. En ocasiones, da vergüenza. Te lo puedo decir yo que he vivido en un piso de este tipo. Cuando después de comer llamaba a la puerta el repartidor de Amazon, y de golpe veía la mitad de la casa, con la mesa sin recoger y el salón de aquella manera, pensaba: “Tierra, trágame”.

En otra época de mi vida, durante algún tiempo, estuve trabajando de comercial. Haciendo puerta fría. Un trabajo muy duro. Cuando tocabas un timbre, te abrían una puerta y veías un hall sin amueblar, con un aspecto desangelado, pensabas: “Esta casa da un poco de penita. A ver por donde le entro a esta mujer para que me preste un poco de atención.”

Y es que el recibidor, el hall o como queramos llamarlo es más importante de lo que creemos. Los diseñadores de Goterris, una tienda de muebles y diseño de interiores abierta en Castellón desde 1950, dicen en el blog de su página web que el recibidor es la primera impresión que damos al visitante y, además, tiene un carácter práctico para el día a día.

Estoy completamente de acuerdo con ellos y por eso quiero recalcar la verdadera importancia del recibidor.

Recibidores por el mundo.

Una cultura donde el recibidor de las casas tiene gran importancia es la cultura japonesa. Allí, al hall, le llaman Gen kan.

Esta es una habitación pequeña pegada a la puerta de la calle donde hay un banco donde la persona se quita los zapatos antes de entrar al interior de la vivienda. Es habitual, que en esta dependencia haya una especie de aparador o mueble cajonero, donde la persona deja todas las pertenencias que trae de la calle.

El portal de información Infobae indica que esta tradición proviene de China, de tiempos inmemoriales, y que su utilidad era la de salvaguardar la higiene del hogar.

En Japón y en algunas partes de China, el suelo de las casas está cubierto de tatami. Un suelo de madera de bambú bastante poroso, con capacidad de atrapar los gérmenes.

En estos países hay mucha humedad y con frecuencia las calles de las zonas residenciales están sin asfaltar. El Gen kan actuaba como un punto de transición entre el exterior y el interior de la vivienda.

Otra de las culturas donde es necesario descalzarse antes de entrar a la casa es en la India. En la India, el recibidor de la casa está cerrado al interior de la vivienda con una puerta o con una cortina. Nadie desde el exterior puede ver cómo vive la familia.

Muchas religiones establecen la obligatoriedad de descalzarse antes de entrar a los lugares sagrados. Y por eso, crean vestíbulos en los templos donde realizar esta acción. Lo vemos, por ejemplo, en el budismo, en el hinduismo y en las mezquitas árabes. Donde además los fieles deben lavarse los pies antes de entrar.

Para el islam la obligatoriedad de descalzarse se extiende a los domicilios, considerados por esta cultura como un lugar sagrado. Por lo que las casas árabes cuentan con un recibidor donde residentes y visitantes deben quitarse los zapatos antes de acceder al interior.

Las funciones del recibidor.

Al margen de estas culturas, el recibidor es un lugar práctico que cumple diferentes funciones para el hogar.

Una de ellas es que nos aporta privacidad. Digamos que la calle es un lugar público, pero tu casa no lo es. Tú no estás obligado a enseñarle tu casa a cualquier persona que toque el timbre. Por eso, nos viene bien disponer de una sala de transición, cerrada, que proteja nuestra casa de miradas indiscretas. No es que tengamos nada que esconder. Digamos que nos proporciona comodidad.

El recibidor facilita el orden. Es un espacio en el que dejamos las cosas que utilizamos cuando salimos a la calle y que se lo ofrecemos al visitante. Tenemos un aparador en el que guardamos las llaves y una percha en la que dejamos los abrigos. De esta manera, los tenemos a mano en el momento en el que los necesitemos. Sin tener que perder el tiempo buscándolos. En un cajón del recibidor podemos guardar los recibos de la luz y del agua o los resguardos de correos, por si un operario de estas empresas  llama a casa y nos solicita esa información.

El hall nos ayuda a separar los espacios. Cada habitación de la casa está diseñada para realizar una actividad. El dormitorio para dormir, la cocina para cocinar, el baño para asearnos, el comedor es el espacio común, y el recibidor, para recibir.

Tener los ambientes separados y delimitados nos ayuda a llevar una vida más cómoda y más ordenada.

Ideas de recibidor.

Cada persona decora su casa como le da la gana y el recibidor no es ninguna excepción. No hay unas reglas estrictas para acondicionar un recibidor. De todas maneras, la revista de decoración Nuevo Estilo nos ofrece algunas propuestas interesantes de las que podemos sacar ideas.

El recibidor debe ser un lugar práctico, sobre todo para nosotros. Por eso lo podemos usar como un lugar de almacenaje de cosas que utilizamos en la calle. Reservar un espacio para dejar la bicicleta o el patinete. Un perchero para depositar el abrigo y una mesita para dejar las llaves.

En este espacio podemos volcar nuestra personalidad. Decorar las paredes con pequeños cuadros que nos gusten. Adornar el aparador con objetos decorativos que nos recuerden lugares donde hemos estado. Poner alguna que otra antigüedad. Al abrir la puerta le estamos mostrando al visitante cómo somos, pero, sobre todo, estamos indicándonos a nosotros mismos que por fin hemos llegado a casa. A nuestro lugar privado. A nuestro espacio.

Si queremos darle un sentido eminentemente práctico al recibidor, el almacenaje vertical es una buena alternativa. Muchos recibidores suelen ser pequeños y no tenemos espacio para guardar en él, las cosas que queremos. Colocar una taquilla de pie nos ayuda a guardar esas cosas que usamos con frecuencia o esas otras que no sabemos dónde guardarlas.

Un clásico en muchos recibidores es colocar una planta. La planta del hall denota que somos una persona amante de la naturaleza y cuidadosa. Cuidar de una planta requiere dedicarle tiempo y atención.

Como hemos visto antes, muchas personas se quitan el calzado de la calle al llegar a la vivienda y se ponen las zapatillas de casa. Poner en el recibidor un mueble zapatero, un banco para sentarse y una alfombrilla nos ayuda a realizar esta acción.

La magia está en los detalles.

Dijo en una ocasión un escritor inglés que la mujer es aquel ser humano que es capaz de transformar un edificio en un hogar.

Más allá de coger esta declaración como un alegato para cosificar a las mujeres, creo que denota admiración por el género femenino.

Y es que las mujeres tienen una visión más panorámica de la vida y de los espacios de la que tenemos los hombres, que solemos ser más básicos.

Si dejamos la decoración de la casa en manos de un hombre, va a tener las cuatro cosas que utiliza con más asiduidad. La nevera para guardar las cervezas, un sofá, un televisor y lo justo para cocinar. Pero no va a crear esa sensación acogedora, de remanso de paz, que sí es capaz de crear una mujer con los detalles.

Sí, porque los detalles son los que crean hogar. Los que hacen que nos sintamos identificados con los espacios y los percibamos como propios.

Se nota cuando detrás de una casa hay una mano femenina. Solo con entrar allí te dan ganas de permanecer. De lo contrario, si esa mano no se percibe, el lugar te expulsa hacia la calle. La persona que vive allí debe llenar ese vacío con otras cosas. Con otras actividades. Con juguetitos: la play station, la pantalla gigante de televisión, el botellero de vino.

Para recuperar los recibidores debemos cultivar nuestro lado femenino. También los hombres tenemos un lado femenino, como las mujeres tienen un lado masculino. La naturaleza es más compleja de lo que queremos hacerla.

Tenemos que potenciar nuestro gusto por los detalles. Pues son los detalles los que van a dar valor al recibidor. Esa parte de la casa que no entendemos bien para qué sirve, pero que puede marcar la diferencia entre el hogar que sentimos como propio o las cuatro paredes en las que hemos caído.

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